domingo, 1 de mayo de 2016

Ritos de paso

Cuadernos de Pedagogía, No 467, 1 de may. de 2016.
Estoy convencida de que ritos de paso, con toda su carga simbólica, son fundamentales en cualquier sociedad para ayudar a los pequeños a crecer. Para hacerles sentir que entran en una fase diferente, con nuevos derechos y responsabilidades. Así ha sido en todas las comunidades humanas a lo largo de la historia, y en nuestro contexto se traducen aho- ra en actos formales que marcan el final de cada etapa educativa. De modo que todas esas celebraciones –incluso las inundadas de vídeos de papás y de orlas con birrete–, aunque nos parezcan un tanto sobrepasadas y tan importadas como Halloween, pueden ayudar a madurar a nuestros hijos. Eso sí, me parece que cuidar el tipo de acto es la clave para que cumplan realmente esta función. 
En mi ciudad hay un colegio donde el paso de Infantil a Primaria me resulta conmovedor. En una reunión de profesorado y familias, los alumnos que van a pasar a primero eligen un símbolo de la etapa anterior y cruzan un puente hasta reunirse con sus futuros profesores, que los acogen.
En mi instituto organizamos una visita al centro de los alumnos de sexto, con los estudiantes de primero de ESO como cicerones. Luego estos acuden a los colegios para dialogar con los futuros estudiantes de Secundaria sobre sus temores: los “partes”, la tarea... Y el año que viene quiero probar una actividad en la que el alumnado nuevo escribirá cartas de agradecimiento a sus maestros y estos vendrán a leerlas con ellos.
Cada transición incluye sus ilusiones y también sus fantasmas, tanto de los niños como de los padres. Y con frecuencia también desconfianzas del profesorado, de uno y otro lado, sobre la preparación de los chiquillos. Encontrarnos para hablar de todo ello y para celebrarlo juntos, reconociendo el lugar de cada uno, es lo que puede sanar esas heridas. Y aprender a despedirse de lo anterior y a integrarse en lo nuevo, uno de los aprendizajes más importantes que podemos regalar a nuestros alumnos.